lunes, 24 de agosto de 2009

CUENTO MISIONERO

LA BELLEZA QUE IMPORTA

Erase una vez una princesita de ojos grandes y claros,tez blanca,mejillas como de porcelana y rosadas,rostro redondo y larga cabellera rubia que vivía en un precioso,grande,lujoso y acogedor castillo con unos reyes muy ricos que eran sus padres.Justo al lado del castillo había una casa de piedra muy sencilla y pequeña,sin ningún lujo de detalle y con lo básico para vivir donde también vivía una niña de la misma edad que la princesa con la diferencia que ella era pobre como sus padres y su parecer no era tan hermoso.Su tez era negruzca como apenas el té.Tenía el pelo negro pero enmarañado y rizado y su aspecto era mas andrajoso que elegante.Sin embargo la pequeña princesita no parecía ser feliz;parecía estar enojada todo el tiempo y su irritabilidad se reflejaba en su rostro hermoso.A pesar de ser tan hermosa parecía que el pueblo no reparaba en su belleza.En cambio la niña de la casa de piedra tenía una enorme sonrisa dibujada en su cara y el pueblo en cambio si parecía ser atraído por esta muchachita de ojos saltones y alegres.Allá por donde pasara dejaba su huella en el corazoncito de la gente con su simpatía y su magnética personalidad.No había en el pueblo nadie que no la conociera por su cercanía y parecían quererla todos.
Un día esta niña se acercó movida por la curiosidad al castillo y allí conoció a la princesa.La niña saludó a la princesita y la princesa reaccionó con la antipatía que la caracterizaba y la echó de su castillo.Lejos de ponerse triste,su pequeña vecinita le pidió disculpas alegremente y se fue de allí feliz como era habitual en ella.
Al día siguiente la princesita estaba aburrida en la torre de su habitación asomada a la ventana.Su ventana casualmente daba al patio de la pequeña y pobre pero feliz muchacha.Mientras que ella lo tenía todo y su vecinita nada parecía ser feliz corriendo detrás de los pollos con sus trapos andrajosos.
De repente algo se inquietó dentro del corazón de la princesa cuando vio aquella escena y
recordando las palabras amables del día anterior de la muchacha y el respeto frente a su actitud de rechazo,dejando a un lado el orgullo decidió reconocer su error y movida por el arrepentimiento tomó el valor necesario para presentarse en casa de sus vecinos y pedirle disculpas a la muchacha alegre.La muchacha lejos de enfadarse la recibió con una amplia sonrisa y aceptó sus disculpas.Desde aquel día fueron inseparables y compartieron juegos y amistad.Todos los días la princesita iba a buscar a su amiguita a la casa de piedra y viceversa y desde entonces todo el pueblo amó a la princesa y veneraban a las dos niñas.
Los años pasaron y las dos niñitas tuvieron que tomar sus respectivos caminos
en la vida y dejaron de verse.
La princesita creció y se convirtió en una hermosa joven que atraía todas las miradas de los muchachos.Príncipes iban y venían a pedirla en matrimonio;estos a su vez le ofrecían riquezas y regalos prometiéndole toda clase de presentes materiales pero ella no se interesó en ninguno.
Prefirió tomar los consejos que le dejó su amiga de la infancia y no fijarse en lo apuesto de los hombres sino en lo apuesto del corazón de aquel que iba a merecer su amor.
Pasados unos años un tímido y apuesto príncipe se armó de valor para ir a visitarla al castillo y pedir la mano de la joven ;la joven recordando a su amiga de la infancia en el corazón y la lección que esta le dejó cuando la conoció se fijó en la hermosura del corazón del apuesto joven,aparcando así la hermosura de el y vio algo diferente.
El príncipe y la princesa se hicieron grandes amigos.El príncipe a parte de ser bello tenía un corazón aún mas bello que el y la princesa se enamoró profundamente.
Dios había bendecido grandemente a la princesa por haber mudado su corazón en otro corazón tan hermoso como el del joven.Ambos se merecían .
Después de dos años de noviazgo el príncipe y la princesa decidieron casarse,pero esta vez,después que se casaron y la princesa y el príncipe abandonaron el castillo de sus padres,cada uno el suyo,regalaron todas sus riquezas que ya tenían como hijos de reyes que eran y los presentes de su boda y se lo dieron a los mas pobres del pueblo.Ellos decían que el mejor regalo que tenían era la felicidad y que ese regalo no se lo podían ofrecer nadie.
Después de eso,el príncipe y la princesa se hicieron humildes y se fueron a vivir a una casa de campo de una aldea cercana,dejando todas las comodidades de sus vidas pasadas y se hicieron misioneros.Recorrieron el mundo entero juntos mas de veinte años ayudando a los mas necesitados.
Los años volvieron a pasar y el príncipe y la princesa envejecieron pero no les importó el paso del tiempo porque ahora las mejores riquezas y la mejor belleza las tenían en su corazón.

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